Ático en Estepona

Esta impresionante residencia, diseñada por el renombrado arquitecto Rafael de la Hoz, se encuentra estratégicamente en primera línea de playa, definiendo un auténtico paraíso con acceso directo a la costa. La ubicación privilegiada no solo facilita los desplazamientos dentro del complejo residencial, sino que también ofrece una plataforma perfecta para explorar y sumergirse en la magnificencia del entorno costero. Cada rincón de esta obra maestra arquitectónica ha sido concebido con meticulosidad para proporcionar una experiencia de vida exquisita. El complejo, asegurado las 24 horas, va más allá de lo convencional, ofreciendo una zona de spa y gimnasio para el bienestar integral de los residentes. Las tres piscinas "Infinity" conectadas entre sí y la pista de pádel añaden un toque de lujo y diversión al estilo de vida costero. La propiedad se distingue por sus amplios espacios inundados de luz, abiertos hacia el paisaje circundante y permitiendo una conexión sin igual con las vistas al mar, todo mientras se mantiene la máxima privacidad. La terraza privada se convierte en un oasis personal, un espacio para relajarse y contemplar el mar, el jardín y la piscina. La ubicación en primera línea de playa y el lado de la playa resaltan la proximidad inmediata al mar, mientras que la piscina comunitaria ofrece una alternativa refrescante para disfrutar del sol y del agua. La climatización a través de aire acondicionado y suelo radiante garantiza un confort constante, independientemente de la estación. La cocina, completamente equipada, refleja la atención al detalle y la calidad en cada aspecto de la propiedad. El jardín comunitario añade un toque de serenidad al entorno, mientras que el estacionamiento en garaje comunitario asegura la comodidad en todo momento. Con servicios públicos de electricidad y agua potable, esta residencia en primera línea de playa redefine la experiencia costera, fusionando la excelencia arquitectónica con el confort y la belleza natural de su entorno. Un hogar que no solo se vive, sino que se celebra en cada atardecer sobre el horizonte del mar.